Preparad el camino...





Una voz grita: “Allanad el camino del Señor”.


Señor tú siempre nos esperas,

hasta que también nosotros

comenzamos a esperarte

y preparamos el camino para tu llegada.


Ven, Señor, a nuestro encuentro

con tu fuerza y tu dulzura.

Afiánzanos en la escucha de tu Palabra

para que transforme nuestro corazón

en pesebre acogedor.

Haznos sintonizar con tu Palabra

y también con tu silencio.

Que no seamos sordos

a la voz que grita en el desierto

y nos avisa cada día de tu llegada.


Señor, estás cerca, te esperamos,

deseamos acogerte

y te gritamos: “Ven, Señor, no tardes”.