¡Esperamos que te ayude!
“Un Padre tenía dos hijos…”
Un hijo menor,… un hijo mayor…
Padre, yo soy el hijo menor,
el que a veces se marcha lejos,
perdido y medio muerto;
el que malgasta la vida alejado de ti, de tu amor.
No te canses nunca de esperar mi regreso,
de desear acogerme en tus brazos y cubrirme de tus besos.
Ayúdame a encontrarme,
a descubrir el camino de vuelta a tu corazón de Padre.
Enséñame a abrazar esta parte de mí que me cuesta,
sobre todo cuando regreso decepcionada y desesperanzada.
Ayúdame, Padre, a aceptar y perdonar
la parte que tengo de hijo menor.
Yo también soy el hijo mayor,
el que vive en tu casa, pero no sabe gozar de tu presencia y cercanía.
Soy el hijo mayor que niega a su hermano,
que no sabe alegrarse de su regreso
ni gozarse de su vuelta a la Vida;
el hijo mayor que se amarga por tu misericordia.
Padre, nunca dejes de salir a mi encuentro,
de invitarme a la fiesta,
de recordarme que yo siempre puedo estar contigo
como tú siempre estás conmigo.
Enséñame a esperar a mi hermano como tú mismo lo esperas:
con los brazos abiertos y acogedores;
y enséñame a disfrutar de la fiesta del reencuentro.
Ayúdame, Padre, a acoger y sanar
la parte que tengo de hijo mayor.
Padre, que lo que hay en mí de hijo menor y de hijo mayor
se transforme todo a tu imagen
hasta que sólo quede en mí un corazón de Padre misericordioso.